El pasado lunes 3 de febrero, los precandidatos a la presidencia de Estados Unidos iniciaron la batalla electoral participando en los procesos de primarias, elecciones en las que la mayor incógnita es quién ocupará la candidatura demócrata. A pesar de las distintas estrategias de los precandidatos de ese partido, todos convergen en que para derrotar al presidente Donald Trump es fundamental captar el voto de la que se denomina de forma genérica comunidad latina, es decir, de inmigrantes y descendientes de ciudadanos de América Latina y el Caribe. Todo indica que las cosas están cambiando y los “latinx” parecen tener la última palabra. Pero ¿es realmente el voto latino el camino para llegar al Capitolio?
El 3 de noviembre de 2020, el actual presidente de Estados Unidos deberá disputar su permanencia en el cargo con el candidato demócrata que salga del proceso de las primarias que se iniciaron con el caucus del estado de Iowa, es decir, con una serie de asambleas deliberativas organizadas por los partidos políticos a nivel de distrito, condado o circunscripción. Cabe señalar que se trata de un lugar poco representativo desde el punto de vista de la diversidad étnica.
El pistoletazo inicial de la carrera presidencial se vio ensordecido por dificultades en el recuento de votos que retrasaron el anuncio de resultados. Entre los discursos persuasivos de los precandidatos demócratas (Sanders, Biden, Warren y Buttigieg) y los votantes pasando de un candidato a otro, la incongruencia de los datos generó una confusión que el Partido Demócrata atribuyó a un “problema técnico”, descartando un ataque informático.
Mientras Sanders y Biden convencían a la comunidad de Iowa con su discurso inclusivo, paralelamente, Trump ganaba sin oposición alguna en el caucus republicano del mismo estado. El actual presidente de Estados Unidos se enfrentó contra Joe Walsh y Bell Weld, quienes apenas lograron el 1% de los votos. Debido a la popularidad del candidato, el Partido Republicano ha decidido cancelar las primarias en muchos estados.
Con un twitt escueto, Donald Trump agradeció la confianza de los votantes: «Una gran victoria para nosotros esta noche en Iowa. ¡Gracias!». Al mismo tiempo, no ha parado de criticar la política migratoria del Partido Demócrata: «Si vienes ilegalmente, ahora serás expulsado de nuestro país», afirmó acusando a los demócratas de brindar apoyo a los inmigrantes indocumentados, responsables éstos de la proliferación de la delincuencia y el terrorismo en Estados Unidos para el mandatario republicano.
No obstante, la contienda política traspasa los escenarios partidarios. Para Trump, la construcción de un muro de 1.123 km. en la frontera de Estados Unidos con México ya no será suficiente -como si lo fue en la anterior campaña- para ofrecer medidas ante los nuevos retos migratorios como las caravanas provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador. En este sentido, ya perfiló su programa durante su discurso State of the Union Address 2020 (Estado de la Unión 2020), en el que aseguró que seguirá creando una legislación contra la inmigración e instó al Congreso a financiar al Ejército de Estados Unidos para fortalecerlo y así luchar contra el socialismo, porque “el Socialismo destruye a las naciones” (“Socialism destroys nations”) palabras de Trump para referirse a los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Curiosamente, el gobernante recibió a Juan Guaidó como “verdadero y legítimo presidente encargado de Venezuela” (“Joining us in the Gallery is the true and legitimate President of Venezuela”) para brindarle apoyo en su “legitimidad presidencial”, jactándose de aplicar sanciones contra el gobierno de Maduro que es una de las “dictaduras socialistas y comunistas” como las ha llamado. Fue así como aprovechó la visita de Guaidó para prometer, frente a republicanos y demócratas, “aplastar la tiranía” chavista.
Sin embargo, este apoyo al líder opositor venezolano no tiene como finalidad conseguir el apoyo latino para las elecciones, sino que es una estrategia de Trump para seguir en su lucha contra el socialismo. Ya lo aclaró al decir que “El liderazgo estadounidense seguirá en todo el mundo, estamos defendiendo la libertad de nuestro hemisferio” (“American leadership throughout the world, we are once again standing up for freedom in our hemisphere”). Para el presidente republicano, la intervención de su gobierno en países como Venezuela, Cuba y Nicaragua conseguirá restaurar la democracia.
Los futuros comicios de Estados Unidos se enfrentarán con una comunidad latina decidida a apoyar al candidato que le muestre un mejor panorama, donde no sean coartadas sus libertades, puedan seguir accediendo a un servicio de salud digno y las reformas migratorias no afecten su estadía en el país norteamericano. Hasta ahora han sido numerosos los candidatos que han intentado acercarse a la comunidad latina a través de eslóganes y anuncios en español en sus campañas, contratando incluso a personal bilingüe en estados donde la población latinoamericana y caribeña se ha incrementado como Florida, Nevada o California. El candidato demócrata Sanders tiene una agenda por demás conocida y no se explaya mucho en temas de inmigración, mientras Buttigieg parece más dispuesto a jugar esa baza, pues ya ha prometido “humanizar” el sistema migratorio con políticas más inclusivas, pero no está claro aun si este candidato millenial conseguirá posicionarse como el portavoz de la comunidad latina frente al histrionismo del Presidente Trump al tratar los temas que le son relevantes de ese grupo de votantes. A simple vista, parece un escenario cuesta arriba, pero los demócratas ya se refieren al magnate como former president (ex presidente) mientras Trump se sigue plantando con un engallado forever (para siempre).