A pesar de que en las últimas semanas los medios de comunicación se han volcado en el acuerdo Mercosur-UE, no hay que perder de vista a la Alianza del Pacífico que muestra más vitalidad de la esperada, luego del pesimismo que generó el cambio de gobierno de México. La celebración de la XIV Cumbre de la Alianza del Pacífico en Lima resulta relevante, no solo porque muestra la voluntad de los países de afirmar el proceso, sino también, porque ratifica el modelo de integración basado en una gobernanza e institucionalidad más flexible que tiene como objetivo “la libre circulación de bienes, servicios, recursos y personas”.
La Alianza se ha posicionado como referente latinoamericano de integración regional en un contexto de creciente resistencia, política y económica a estos procesos que afianzan el multilateralismo. Se trata de uno de los bloques más importantes por el flujo actual de intercambio; pero, sobre todo, se trata de un bloque con mucho potencial e crecimiento debido al esfuerzo de los Estados miembros (Chile, Colombia, México y Perú) para impulsar iniciativas con un impacto directo en los más de 220 millones de habitantes de la región, a lo que se suman los 59 países que fungen como observadores.
Si bien en sus inicios la Alianza del Pacífico se concibió como una estrategia de integración centrada en materia comercial, en la actualidad se la reconoce por una visión mucho más amplia que incluye importantes progresos en otros campos como, por ejemplo, el reconocimiento de los estudios superiores realizados por los ciudadanos de los países miembros. Tanto es así que ha tenido algunos avances más significativos que otros ejercicios de integración de los últimos 50 años.
Como antesala de la Cumbre, se realizó una reunión de Ministros de Relaciones Exteriores y Comercio Exterior de la Alianza (5 de julio), en la que se perfiló la Declaración Conjunta de Lima, que afianza el establecimiento de “vínculos sólidos, productivos y estratégicos” en pro de los procesos de integración económica. Pero ¿cuáles son los principales temas que se abordaron en la Cumbre? Éstos giraron en torno a: desigualdades socioeconómicas, bajos niveles de acceso a la educación, predominio de empleos informales, gobernabilidad, desarrollo institucional, lucha contra la corrupción en cada país y en su conjunto.
Además, se afianzó la idea de la Alianza como un agente de unidad que busca economías de mercado con sentido social, crecimiento limpio y desarrollo sostenible. En ese sentido se hicieron declaraciones especiales sobre el uso del plástico, la limpieza de los ecosistemas marinos y la generación de la cultura social del reducir, reciclar y reutilizar como parte de la ética del siglo XXI. De este mismo modo, se adelantaron algunos planteamientos sobre el impacto de las emisiones de CO2 que se propondrán en la próxima COP25 a celebrarse en Chile.
En lo relativo a las adhesiones de otros países a la Alianza, se trató sobre la inclusión de Ecuador como miembro de pleno derecho, que cuenta con la anuencia y buena voluntad de todos los Estados miembros del bloque. Para ello se propuso la utilización de un mecanismo ágil y expedito, pues consideran que, por su ubicación, debió ser integrante de la Alianza desde su inicio.
Con el fin de conseguir “una alianza más integrada más conectada más global, más ciudadana”, en la cumbre también se aprobó un plan de trabajo que establece las metas, acciones e indicadores a tomar en cuenta, con la intención de conseguir, de manera organizada y progresiva, conectar con los objetivos proyectados en el marco de la Agenda 2030.
En una línea estratégica parecida, en la cumbre se reconocieron los logros de la Alianza luego de ocho años de andadura, señalando que se han conseguido importantes y rápidos avances a favor del crecimiento económico y sostenido de los países miembros. Pero lejos de bajar la guardia, se inicia un proceso continuo de identificación de limitaciones, evaluación de las mismas, y en la medida de lo posible, realiza acciones para su corrección, que colaboran en el relanzamiento de la Alianza ante nuevos retos.
Uno de los socios estratégicos de la Alianza del Pacífico es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a la que la mayoría de los Estados de la Alianza ya forma parte, Chile, Colombia y México son países miembros, mientras que Perú, además de haber solicitado su membresía, trabaja de manera conjunta en un diversos proyectos con esta institución. Los objetivos de esta colaboración son claros:
1) Que la OCDE contribuya con análisis y recomendaciones de políticas públicas. En general esta cooperación con fundamento en cuatro elementos principales se centra en el apoyo en las prioridades de la Alianza del Pacífico, conexión con la Agenda Global, apalancamiento los Grupos de Trabajo con el expertis de los Comités OCDE y canalizando sinergias entre países observadores y la Alianza.
2) Colocar a la Alianza en una posición de vanguardia en cuanto a la implementación de estándares globales en materia de comercio, cadenas de valor, inclusión financiera, transformación digital, cooperación multilateral contra la evasión fiscal, entre otros.
3) Utilización de los Comités de la OCDE para la creación de sinergias con la Alianza de Pacífico. Esta organización cuenta con más de 250 Comités sobre todas las áreas de políticas públicas, donde participan representantes técnicos de al menos los 36 países miembros en adición a los países socios. Resulta importante la creación de una atmósfera de diálogo -incluso con otras regiones-, en el intercambio de experiencias, mejores prácticas en el avance de las agendas.
Una de las agendas pendientes a desarrollar y que enroca muy bien con lo anterior, es la contemplada en la hoja de ruta de cooperación Alianza del Pacífico y Mercosur de abril de 2017, firmada bajo el precepto de la necesidad de construir “un sistema multilateral de comercio abierto, inclusivo, transparente, y basado en reglas internacionales”. Esta hoja de ruta incluyó seis capítulos, que en su mayoría albergaban un trabajo conjunto precedente (mayo 2016), a saber: facilitación del comercio y ventanillas únicas de comercio exterior, cadenas regionales de valor y acumulación de origen, cooperación aduanera, promoción comercial y PYMES, barreras no arancelarias y facilitación del comercio de servicios.
La Declaración Conjunta Alianza del Pacífico y Mercosur de 24 de julio 2018, insiste en consolidar los “vínculos de amistad, solidaridad y cooperación”, con un firme compromiso de preservar y fortalecer el sistema multilateral de comercio, todo ello, con miras a alcanzar un Acuerdo Marco de Libre Comercio.
Por tanto, ¿Por qué perder de vista a la Alianza del Pacífico? ¿Por qué no ver las ventajas y sinergias? ¿Por qué no usar la experiencia de la Alianza para poner en marcha el Acuerdo Mercosur-UE?